Si te han dicho “no tienes hueso para implantes”, es normal que te asustes. En realidad, en muchísimos casos sí hay solución: se trata de estudiar bien tu caso y elegir la estrategia adecuada, no de rendirse a la primera.
En Clínica Dental Satorres vemos cada semana personas que llegan con cara de preocupación y la misma frase: “doctor, me han dicho que no tengo hueso para implantes dentales”. Este comentario suele venir de una radiografía rápida, de una explicación poco clara o, directamente, de una mala experiencia previa. Y claro, uno se queda pensando: “pues ya está, me quedo así para siempre”. Pero la odontología actual, sobre todo la implantología moderna, ofrece muchas más opciones de las que suele parecer a primera vista.
Cuando hablamos de implantes dentales sin hueso casi nunca queremos decir que no haya ni un milímetro de hueso; lo que suele ocurrir es que hay implantes dentales con poco hueso disponible, o un hueso de peor calidad, o una anatomía complicada. Es decir, no es un “no rotundo”, sino un “vamos a mirarlo con calma”. Como explican Misch en Contemporary Implant Dentistry y Zarb y Schmitt en The Edentulous Patient, la pérdida de dientes lleva asociada, casi siempre, una pérdida progresiva de hueso: no es mala suerte, es biología.
¿Qué significa “poco hueso” para colocar un implante?
“Poco hueso” no es una frase mágica, es algo que se puede medir en milímetros y que valoramos con pruebas concretas. Aquí te cuento, sin rodeos, qué miramos realmente cuando estudiamos si es posible un implante dental con poco hueso.
Maxilar vs. Mandíbula |
Altura y Grosor (mm útiles) |
Calidad del Hueso |
Zonas Conflictivas |
|---|---|---|---|
| El maxilar superior es más esponjoso y está condicionado por el seno maxilar; la mandíbula suele ser más densa y limitada por el nervio dentario. La estrategia cambia según arcada y región. | Medimos en TAC 3D la altura (hasta seno/nervio) y el grosor (anchura que “abraza” al implante). Si faltan milímetros, valoramos implantes cortos/estrechos, angulación o regeneración. | Hueso denso = gran estabilidad inicial; hueso esponjoso = requiere estrategias para fijación primaria. En crestas muy reabsorbidas, suele precisarse aumento óseo previo. | Posterior superior: seno neumatizado. Posterior inferior: proximidad al nervio. Defectos por infecciones/extracciones antiguas generan “huecos” que hay que reconstruir. |
Arriba vs. Abajo: maxilar y mandíbula con reglas distintas
Lo primero que revisamos es dónde está el problema: en el maxilar superior (arriba) o en la mandíbula (abajo). Puede parecer un detalle sin importancia, pero marca totalmente la estrategia. El maxilar superior, sobre todo en la parte de atrás, suele tener un hueso más esponjoso y se relaciona con el seno maxilar. La mandíbula, en cambio, tiene un hueso más compacto, pero nos limita el nervio dentario inferior, que no se puede tocar ni molestar.
En la arcada superior, el famoso seno maxilar es como una especie de “cavidad hueca” dentro del hueso. Con el tiempo, cuando se pierden muelas, ese seno tiende a “bajar” y a ocupar el espacio donde antes había raíces dentales. Resultado: parece que “ya no hay hueso” para colocar un implante. Abajo, la película es otra: el nervio dentario recorre la mandíbula y nos marca una altura máxima segura. Si el hueso se ha ido reabsorbiendo hacia ese nervio, el margen para jugar con la longitud del implante se reduce.
Relación con los llamados implantes dentales sin hueso
Cuando alguien te dice que no hay hueso “arriba”, normalmente se refiere a que el seno maxilar está muy bajo o que el hueso es muy esponjoso. Cuando el problema está “abajo”, suele ser por proximidad al nervio o por una reabsorción muy acusada del reborde mandibular. En ambos casos, los implantes dentales sin hueso bien planteados exigen saber exactamente cuánta altura y qué calidad ósea tenemos en cada zona, no solo una panorámica rápida.
Altura y grosor: dos medidas que lo cambian todo
Para decidir si un implante dental con poco hueso es viable, miramos, sobre todo, dos cosas: la altura y el grosor del hueso. Esto lo medimos en una radiografía 3D (TAC o CBCT), no “a ojo” en una radiografía de toda la boca.
Altura ósea: hasta dónde podemos llegar sin meternos en problemas
La altura es la distancia entre la cresta del hueso (la parte donde se atornilla el implante) y estructuras como el seno maxilar o el nervio dentario. Si esa distancia es muy pequeña, tenemos varias opciones: usar implantes cortos, cambiar la inclinación o recurrir a técnicas de aumento de hueso. Pero lo importante es que se mide, no se intuye. Como recuerda Carl E. Misch en Contemporary Implant Dentistry, la relación entre longitud del implante y altura ósea disponible es uno de los factores clave para la estabilidad y la seguridad.
Grosor óseo: que el implante vaya bien “abrazado”
El grosor (anchura) es igual de importante. No basta con tener altura si luego el hueso es tan estrecho que el implante se “asoma” por los lados. Idealmente, queremos que el implante quede rodeado por una cantidad mínima de hueso por todas sus paredes, como un tornillo bien metido en una pared sólida. Si el reborde es muy fino, podemos hablar de implantes sin hueso en el sentido de que hay que expandir o regenerar esa zona para que el tornillo no se quede al aire.
Calidad del hueso: denso, esponjoso, muy reabsorbido
No toda la cuestión es “cuánto” hueso hay, sino también “cómo” es ese hueso. Un hueso muy denso ofrece excelente estabilidad inicial, pero a veces es menos irrigado. Un hueso muy esponjoso, típico del maxilar posterior, necesita implantes y técnicas específicas para conseguir buena fijación. Lekholm y Zarb describieron hace años una clasificación de tipos de hueso que seguimos utilizando a la hora de planificar implantes dentales con poco hueso.
Hueso muy reabsorbido: cuando la cresta se afila
Cuando llevas muchos años sin dientes, el reborde óseo puede quedar tan reducido que parece una arista fina. Es lo que llamamos un hueso muy reabsorbido. En estas situaciones, los implantes dentales sin hueso ya no se resuelven solo con cambiar el tamaño del implante; a menudo hay que plantear regeneración, injertos o técnicas especiales que veremos más adelante.
Zonas conflictivas: donde más falta suele hacer el hueso
No toda la boca se comporta igual. Hay zonas que, por anatomía, son especialmente “puñeteras” cuando hablamos de implantes sin hueso. Las más típicas son la parte posterior del maxilar superior, la parte posterior de la mandíbula y las áreas donde hubo grandes infecciones o extracciones complejas.
Maxilar superior posterior: el papel del seno maxilar
En la zona donde tenías las muelas de arriba, el seno maxilar suele ir ganando espacio con los años. Visto en un TAC, parece que el hueso “se ha ido” y solo queda una lámina muy fina. Aquí es donde entran en juego técnicas como la elevación de seno, que permiten recuperar altura para colocar implantes dentales con poco hueso sin invadir la cavidad sinusal.
Mandíbula posterior: el límite del nervio dentario
En la parte de atrás de la mandíbula, el nervio dentario recorre el interior del hueso. Si el hueso se ha ido reabsorbiendo hacia ese nervio, tenemos menos recorrido vertical para colocar un implante largo. En algunos casos, optamos por implantes más cortos; en otros, por soluciones protésicas diferentes. Lo que no se hace es “jugársela” y tocar el nervio, porque podría generar alteraciones de sensibilidad.
Zonas con extracciones e infecciones antiguas
Cuando un diente se perdió por un quiste, una infección fuerte o una fractura complicada, esa zona suele tener el hueso más dañado. No es lo mismo sacar un diente sano por ortodoncia que retirar una pieza con un flemón de repetición. En el segundo caso es bastante frecuente que, al hacer el TAC, veamos un defecto óseo claro. Para colocar implantes dentales con poco hueso en estas áreas hace falta, muchas veces, recuperar primero ese volumen con técnicas de regeneración.
¿Se puede poner un implante con poco hueso? Visión general
La respuesta corta es: muchas veces sí, otras veces sí pero con ayuda extra, y en algunos casos no es lo más sensato. Te resumo cuándo tiramos hacia adelante, cuándo regeneramos y cuándo es mejor buscar otra alternativa.
| Escenario clínico | Recomendación del equipo |
|---|---|
Poco hueso pero suficiente sin regeneración |
Planificación 3D y cirugía guiada. Uso de implantes cortos, de diámetro reducido y/o inclinados para aprovechar el hueso disponible; carga diferida si la estabilidad inicial es limitada. |
Poco hueso con necesidad de aumento |
Regeneración ósea guiada según defecto: elevación de seno (interna/externa), aumento horizontal (falta de grosor), aumento vertical (falta de altura) o injerto en bloque. Decidir uno o dos tiempos según estabilidad y riesgo. |
Maxilar posterior con seno maxilar neumatizado |
Si hay ≥6–7 mm, valorar implantes cortos y angulados; si hay <6 mm, elevación de seno (preferencia técnica interna si el déficit es moderado; externa si es severo). Provisionalización cuidadosa para proteger el injerto. |
Mandíbula posterior cercana al nervio dentario |
Evitar riesgos neurosensoriales. Preferir implantes cortos/inclinados y soluciones protésicas que reduzcan la palanca; considerar sobredentadura si el volumen es muy limitado. Contraindicado “forzar” longitudes. |
Zona anterior con alto compromiso estético y poco hueso |
Priorizar estabilidad de tejidos blandos y perfil de emergencia: injertos de tejido blando y/o duro, sockets management, provisionalización guiada. Evitar cargas inmediatas si la fijación no es óptima. |
Atrofia severa (muy poco hueso remanente) |
Valorar implantes cigomáticos y/o pterigoideos en centros con experiencia; en arcadas completas, protocolos All‑on‑4/6 para anclarse donde sí hay hueso. Explicar complejidad, mantenimiento y costes. |
Condiciones médicas o periodontales no controladas |
Posponer implantes. Primero control periodontal, deshabituación tabáquica y estabilizar diabetes/osteoporosis. Ofrecer alternativas temporales (prótesis provisionales) hasta optimizar el pronóstico. |
Expectativa de “dientes el mismo día” con poco hueso |
Solo carga inmediata si hay fijación primaria suficiente y biomecánica favorable. Si no, carga diferida para proteger la integración; priorizar seguridad sobre la rapidez. |
Por eso, en Clínica Dental Satorres siempre partimos de un estudio completo: historia clínica, exploración, radiografía panorámica y TAC 3D. A partir de ahí, las decisiones dejan de ser opiniones y pasan a basarse en datos objetivos.
¿Por qué puedes haber perdido hueso? Causas
El hueso no se pierde “porque sí”. Normalmente hay una o varias razones claras: tiempo sin dientes, encías enfermas, prótesis antiguas, tabaco… Entender el porqué ayuda a elegir la mejor solución y a que no vuelva a pasar.
El tiempo sin dientes: el hueso que se encoge poco a poco
Después de una extracción, el hueso que rodeaba a la raíz deja de recibir estímulo. El cuerpo interpreta que esa zona ya no es necesaria y empieza a reabsorberla. Es un proceso silencioso, que no duele, pero que va reduciendo el volumen óseo con los años. Schropp y colaboradores demostraron en International Journal of Periodontics & Restorative Dentistry que, en el primer año tras una extracción, se puede perder hasta la mitad del ancho del reborde.
Por eso, muchos casos de implantes dentales sin hueso aparecen en personas que llevan años sin sustituir ciertas piezas, a veces porque “total, no se ve” o porque “ya me apaño así”. El problema es que, cuando se decide buscar una solución, el hueso se ha ido encogiendo sin hacer ruido.
Enfermedad periodontal (piorrea): el enemigo silencioso del hueso
La periodontitis es una inflamación crónica de las encías que acaba destruyendo el ligamento que sujeta el diente y el hueso que lo rodea. Primero notas sangrado, luego los dientes se ven más largos, se mueven… y, si no se trata, se acaban perdiendo. El problema es que, cuando el diente cae o hay que extraerlo, la base ósea ya viene muy castigada.
En estos pacientes, plantear implantes dentales con poco hueso exige, primero, estabilizar la enfermedad periodontal y, después, valorar si es necesario regenerar hueso. Como explican Lindhe y Lang en Clinical Periodontology and Implant Dentistry, ignorar la periodontitis y lanzarse a poner implantes es una receta segura para problemas futuros.
Extracciones traumáticas e infecciones antiguas
No todas las extracciones son iguales. Una extracción traumática, en la que se fracturan paredes óseas, o una pieza que se ha mantenido con infecciones de repetición y quistes, suele dejar un defecto de hueso nada despreciable. El cuerpo puede regenerar parte, pero pocas veces vuelve al volumen original.
En estos casos, cuando analizamos un posible implante dental con poco hueso, vemos a menudo “cráteres” o hundimientos en el TAC. Tal y como describen Jung y Hämmerle en Clinical Oral Implants Research, estos defectos requieren, muchas veces, regeneración ósea guiada si queremos conseguir un soporte estable y duradero para el implante.
Prótesis removibles antiguas: la presión continuada sobre el hueso
Las dentaduras completas o parciales de “quita y pon” apoyan sobre la encía, y por debajo, sobre el hueso. Con los años, esa presión continuada al masticar acelera la reabsorción. Es típico el caso del paciente que dice: “cada vez se me mueve más la prótesis, antes iba mejor”. Lo que ha cambiado es el hueso: se ha ido perdiendo volumen.
De hecho, muchos de los casos de implantes dentales sin hueso que vemos en la consulta vienen de pacientes que han llevado décadas una prótesis removible inferior. En estas situaciones, a veces basta con colocar pocos implantes para sujetar una sobredentadura; en otras, necesitamos combinar implantes y técnicas de regeneración ósea para devolver algo de volumen al reborde.
Factor personal: tabaco, diabetes, osteoporosis y medicación
El tabaco reduce el riego sanguíneo y dificulta la cicatrización. La diabetes mal controlada altera la respuesta defensiva y la reparación de los tejidos. La osteoporosis y algunos medicamentos (como los bifosfonatos) modifican el metabolismo del hueso. Todo esto, sumado, puede hacer que pierdas más hueso y que éste responda peor a las cirugías.
Por eso, cuando valoramos implantes dentales con poco hueso en Clínica Dental Satorres, la historia clínica no es un simple trámite: es una herramienta para entender hasta qué punto tu hueso va a ser “colaborador” o “complicado” durante el tratamiento.
Factor anatómico: hay bocas con menos hueso “de fábrica”
A veces, aunque parezca mentira, el problema no es lo que ha pasado, sino cómo venías de serie. Hay personas con maxilares más estrechos, senos maxilares muy neumatizados desde jóvenes o mandíbulas menos robustas. Igual que unos tenemos más altura o más hombros, también hay diferencias en el hueso de los maxilares.
En estos casos, los implantes dentales sin hueso suelen ser, en realidad, implantes dentales con poco hueso desde el principio, y necesitamos exprimir la planificación 3D, la cirugía guiada y, a veces, técnicas de aumento óseo más pronto de lo habitual.
Cómo valoramos si en tu caso se puede colocar un implante
No nos fiamos de una simple frase tipo “no tienes hueso”. Revisamos tu salud general, tus encías, tu mordida, tus pruebas de imagen y, con todo eso, planificamos si es viable un implante dental con poco hueso y de qué manera.
| Escenario clínico | Recomendación del equipo |
|---|---|
Poco hueso pero suficiente sin regeneración |
Planificación 3D y cirugía guiada. Uso de implantes cortos, de diámetro reducido y/o inclinados para aprovechar el hueso disponible; carga diferida si la estabilidad inicial es limitada. |
Poco hueso con necesidad de aumento |
Regeneración ósea guiada según defecto: elevación de seno (interna/externa), aumento horizontal (falta de grosor), aumento vertical (falta de altura) o injerto en bloque. Decidir uno o dos tiempos según estabilidad y riesgo. |
Maxilar posterior con seno maxilar neumatizado |
Si hay ≥6–7 mm, valorar implantes cortos y angulados; si hay <6 mm, elevación de seno (preferencia técnica interna si el déficit es moderado; externa si es severo). Provisionalización cuidadosa para proteger el injerto. |
Mandíbula posterior cercana al nervio dentario |
Evitar riesgos neurosensoriales. Preferir implantes cortos/inclinados y soluciones protésicas que reduzcan la palanca; considerar sobredentadura si el volumen es muy limitado. Contraindicado “forzar” longitudes. |
Zona anterior con alto compromiso estético y poco hueso |
Priorizar estabilidad de tejidos blandos y perfil de emergencia: injertos de tejido blando y/o duro, sockets management, provisionalización guiada. Evitar cargas inmediatas si la fijación no es óptima. |
Atrofia severa (muy poco hueso remanente) |
Valorar implantes cigomáticos y/o pterigoideos en centros con experiencia; en arcadas completas, protocolos All‑on‑4/6 para anclarse donde sí hay hueso. Explicar complejidad, mantenimiento y costes. |
Condiciones médicas o periodontales no controladas |
Posponer implantes. Primero control periodontal, deshabituación tabáquica y estabilizar diabetes/osteoporosis. Ofrecer alternativas temporales (prótesis provisionales) hasta optimizar el pronóstico. |
Expectativa de “dientes el mismo día” con poco hueso |
Solo carga inmediata si hay fijación primaria suficiente y biomecánica favorable. Si no, carga diferida para proteger la integración; priorizar seguridad sobre la rapidez. |
Opción con poco hueso pero aún podemos poner implantes
A veces el hueso va justo, pero no tanto como para hacer cirugías complejas. En estos casos usamos implantes más cortos, más estrechos, técnicas de expansión o cambios de angulación para que tus implantes dentales con poco hueso sean seguros y duraderos.
Implantes más cortos: menos longitud, misma función
Los implantes cortos, específicamente diseñados para casos con poca altura ósea, han demostrado en los últimos años resultados muy sólidos. Como recogen Esposito y colaboradores en revisiones sistemáticas, cuando se indican correctamente pueden funcionar igual de bien que los implantes más largos, evitando en muchos casos la necesidad de elevaciones de seno o grandes injertos.
Para un paciente, esto suele traducirse en intervenciones algo más sencillas, tiempos de recuperación más cómodos y, a menudo, un plan de tratamiento más accesible. Siguen siendo implantes dentales con poco hueso, pero aprovechando al máximo el espacio disponible.
Implantes más estrechos o mini-implantes
Los implantes de diámetro reducido, o mini-implantes, tienen su papel cuando el hueso es muy estrecho, por ejemplo para estabilizar una prótesis inferior que se mueve mucho. No son una “barra libre” para todo, pero bien utilizados pueden cambiar la vida de un paciente sin necesidad de cirugías muy agresivas.
En estos contextos, más que hablar de implantes dentales sin hueso, hablamos de un uso inteligente de la poca anchura disponible, reduciendo el diámetro del tornillo y ajustando el diseño de la prótesis que irá encima.
Jugar con la angulación del implante
Otra herramienta muy útil es modificar la inclinación del implante para evitar el seno maxilar o el nervio y aprovechar zonas donde sí hay hueso. Esta filosofía está detrás de conceptos como All-on-4 en rehabilitaciones completas, descritos por Paulo Malo en sus protocolos de carga inmediata.
Bien planificados en 3D, estos implantes inclinados permiten resolver casos complejos de implantes dentales con poco hueso sin necesidad de cirugías de aumento óseo extensas, siempre que se respeten los límites anatómicos y se diseñe una prótesis adecuada.
Expansión ósea moderada: abrir espacio donde no lo hay
Cuando la altura de hueso es correcta pero el reborde es muy estrecho, podemos recurrir a técnicas de expansión ósea. Simplificando mucho, se trata de “abrir” ligeramente el hueso para ganar anchura y poder colocar el implante. A veces se complementa con biomateriales para rellenar pequeños defectos.
Son técnicas muy útiles en la filosofía de los implantes dentales con poco hueso, porque permiten evitar injertos mayores en casos seleccionados, siempre que la calidad y la elasticidad del hueso lo permitan.
Carga inmediata o diferida: ¿poner dientes ya o esperar?
En pacientes con buen hueso, a veces podemos colocar el implante y poner una prótesis fija casi al momento (carga inmediata). En cambio, en casos de implantes dentales con poco hueso, solemos ser más prudentes y preferimos la carga diferida: dejar que el implante se integre unos meses antes de poner el diente definitivo.
Como apuntan Esposito y colaboradores en revisiones Cochrane, elegir un protocolo u otro no es cuestión de “moda”, sino de adaptar el tratamiento a la calidad y cantidad de hueso, y a las expectativas de seguridad a largo plazo.
Cuando el hueso no es suficiente: regeneración ósea para poder poner implantes
Si el hueso ya no da más de sí, no todo está perdido: hoy en día podemos “ganar” hueso con distintas técnicas de injerto y regeneración. Es más lento y complejo, pero abre la puerta a implantes dentales sin hueso aparente al inicio.
Qué es regenerar hueso, explicado sin tecnicismos
Regenerar hueso no es pegar un trozo de “hueso artificial” sin más. Es crear las condiciones para que tu propio cuerpo forme hueso nuevo donde ahora falta. Para ello utilizamos injertos (de tu propio hueso o de materiales compatibles) y membranas que actúan como andamios y barreras, guiando la cicatrización.
Este enfoque, descrito ya hace décadas por Dahlin y Buser en los principios de la regeneración ósea guiada, es el que nos permite transformar un caso de “no cabe un tornillo ni de broma” en un escenario de implante dental con poco hueso pero suficiente tras el aumento.
Tipos de injertos y materiales que utilizamos
Podemos usar hueso autólogo (de tu propia boca, por ejemplo de la zona de las muelas del juicio), biomateriales de origen animal procesados, materiales sintéticos o combinaciones de varios. Sobre estos injertos colocamos, a menudo, membranas de colágeno que protegen la zona mientras el organismo va sustituyendo ese material por hueso propio.
Como detallan Jensen y Buser en sus obras sobre aumentos óseos, la elección del material depende del tipo de defecto, de la cantidad de aumento necesaria y del perfil del paciente. No existe un “material mágico” que valga para todo, y por eso el plan debe ser individualizado.
Técnicas según el tipo de falta de hueso
Cuando falta altura en la parte posterior del maxilar superior, la técnica más utilizada es la elevación de seno maxilar (sinus lift). Puede hacerse de forma interna (una elevación pequeña, a través del mismo lecho del implante) o externa (abriendo una ventana lateral) cuando el déficit es mayor. En defectos horizontales, trabajamos con regeneraciones para ganar grosor. En defectos verticales severos, a veces necesitamos injertos en bloque, fijando láminas de hueso para reconstruir la cresta.
Todo esto suena muy técnico, pero la idea de fondo es sencilla: allí donde ahora vemos un “no se puede”, estas técnicas permiten crear las condiciones para colocar más adelante un implante dental con poco hueso convertido en “suficiente hueso”.
¿Implante a la vez que el injerto o en dos tiempos?
En algunos casos podemos colocar el implante al mismo tiempo que realizamos la regeneración ósea, siempre que logremos una estabilidad inicial adecuada. En otros, preferimos hacerlo en dos fases: primero injertar y esperar a que el hueso madure, y después colocar el implante. La decisión depende del defecto, de la calidad del hueso remanente y del perfil del paciente, siguiendo criterios similares a los propuestos por Buser en sus protocolos.
Tiempos de espera: ir más despacio para llegar mejor
Cuando hablamos de implantes dentales con poco hueso que requieren regeneración, tenemos que ser sinceros: el tratamiento será más largo. Entre la cirugía de injerto, el tiempo de integración (que puede ir de 4 a 9 meses según la técnica y el material) y la colocación y carga de los implantes, el proceso no suele ser “de hoy para mañana”.
A cambio, el objetivo es conseguir un hueso más estable y predecible a largo plazo, algo especialmente importante cuando partimos de un escenario de implantes sin hueso o casi sin hueso. Mientras tanto, trabajamos con prótesis provisionales para que no tengas que estar sin dientes ni renunciar a tu vida social.
Alternativas avanzadas en casos extremos de poco hueso
Cuando el hueso está muy, muy perdido, todavía existen soluciones como los implantes cigomáticos, pterigoideos o los protocolos tipo All-on-4. No son para todo el mundo, pero pueden ser la tabla de salvación en algunas situaciones límite.
| Escenario clínico | Recomendación del equipo |
|---|---|
Atrofia maxilar severa con casi nulo hueso alveolar |
Valorar implantes cigomáticos (anclaje en hueso cigomático) en manos expertas. Planificación con TAC 3D, férula guiada y prótesis fija inmediata si hay estabilidad; explicar mantenimiento y control de sinusitis/tejidos blandos. |
Déficit óseo posterior superior persistente |
Considerar implantes pterigoideos para anclaje en la región pterigoidea, evitando injertos masivos. Combinar con implantes anteriores/inclinados para soporte protésico híbrido fijo. |
Edentulismo total con hueso residual limitado |
Protocolos All‑on‑4/6 con implantes posteriores inclinados para esquivar seno/nervio. Cirugía guiada, carga inmediata solo si torque y reparto oclusal son favorables; ferulización protésica para estabilidad. |
Fracaso o contraindicación de regeneraciones extensas |
Optar por implantes especiales (cigomáticos/pterigoideos) o por sobredentadura sobre pocos implantes estratégicos, priorizando predictibilidad y menor morbilidad frente a nuevos injertos de alto riesgo. |
Mandíbula extremadamente reabsorbida |
Implantes cortos/inclinados anteriores con barra o prótesis híbrida; valorar implantes transmentonianos/subperiósticos modernos solo en centros con experiencia y tras estudio biomecánico riguroso. |
Necesidad de solución fija con tejidos blandos colapsados |
Rehabilitación híbrida (metal-resina o zirconia monolítica) con gestión del soporte labial, perfiles de emergencia y accesos de higiene optimizados; programar mantenimiento profesional estricto. |
Paciente con limitaciones médicas/ansiedad quirúrgica |
Plan en sedación consciente y cirugías en un tiempo cuando sea posible. Si el riesgo es alto, preferir sobredentadura estable sobre 2–4 implantes frente a técnicas avanzadas de mayor morbilidad. |
Expectativas elevadas de estética y función |
Wax‑up digital y prueba estética previa, ajuste oclusal controlado y selección de materiales (zirconia en sectores posteriores de alto desgaste). Educar en higiene específica y férula nocturna si bruxismo. |
Cuándo compensa optar por estas soluciones avanzadas
No todos los pacientes necesitan, ni se benefician, de técnicas tan avanzadas. Suelen implicar cirugías más largas, mayor coste y controles postoperatorios más estrictos. Decidir si un caso de implantes sin hueso debe resolverse con este tipo de abordajes requiere valorar la edad, la salud general, las expectativas y la capacidad de asumir el mantenimiento.
Nuestro papel es ayudarte a entender pros y contras para que, si eliges un tratamiento de este nivel, lo hagas con los pies en la tierra y sabiendo muy bien qué puedes esperar.
¿Y si no se puede (o no se debe) colocar implante?
Aunque los implantes dentales sin hueso (o con poco hueso) han avanzado muchísimo, hay casos en los que la mejor decisión es otra: puentes, prótesis removibles bien diseñadas o combinaciones de ambas con pocos implantes estratégicos.
Puentes fijos sobre dientes naturales
Si tienes dientes sanos a ambos lados del hueco y tu situación ósea o médica desaconseja un implante, un puente fijo puede ser una buena alternativa. Implica tallar los dientes vecinos, sí, pero evita cirugías sobre un hueso muy limitado. Como explican Shillingburg y colaboradores en Fundamentals of Fixed Prosthodontics, sigue siendo una opción perfectamente válida cuando se planifica con criterio.
Prótesis removibles parciales o completas
Las prótesis removibles actuales distan mucho de las que se hacían hace décadas. Materiales mejores, diseños más ajustados y una correcta planificación pueden conseguir una estética y una función muy razonables. No son “de segunda”, son simplemente otra vía cuando los implantes dentales con poco hueso no son la mejor jugada para tu caso.
Combinación de implantes y prótesis removibles: sacar partido al poco hueso
Una opción muy interesante, sobre todo en la mandíbula inferior, es colocar pocos implantes y utilizarlos como anclaje para una sobredentadura. Con dos o cuatro implantes, una prótesis que antes se movía mucho pasa a ser estable. No hace falta regenerar enormes volúmenes de hueso y, aun así, se mejora muchísimo la calidad de vida. Feine y otros autores han demostrado en distintos estudios cómo este tipo de soluciones mejora notablemente la satisfacción del paciente.
No todo vale por “llevar un implante”
Es lógico que quieras una solución fija, cómoda y bonita. Pero nuestro compromiso, como equipo de Clínica Dental Satorres, es priorizar tu seguridad y la estabilidad a largo plazo. Si la balanza entre riesgo, agresividad quirúrgica y beneficio no sale a cuenta, te lo diremos con claridad, aunque la palabra “implante” suene muy tentadora.
Implantes dentales con poco hueso, información para decidir
Cuando se habla de implantes dentales sin hueso, en realidad se está hablando de un abanico enorme de situaciones: desde casos en los que aún hay margen jugando con el diseño del implante, hasta escenarios que requieren regeneración ósea o técnicas muy avanzadas. No hay una única respuesta válida para todos.
En Clínica Dental Satorres, en Paterna y Manises, trabajamos cada día con implantes dentales con poco hueso, apoyándonos en la planificación 3D, en técnicas de aumento óseo contrastadas y en una visión global de la boca, no solo del “hueco” a rellenar. Lo que buscamos no es solo poner un tornillo, sino devolverte función, estética y comodidad, con la mayor seguridad posible.
Si sospechas que puedes necesitar implantes y temes no tener suficiente hueso, el paso sensato es claro: valoración clínica seria, radiografía y TAC. A partir de ahí, veremos juntos si en tu caso estamos ante implantes sin hueso realmente imposibles, o ante implantes dentales que hoy se pueden resolver con las herramientas adecuadas.






